¿Puede su helado mantener la calidad desde la fábrica hasta el consumidor?
Los mejores helados se caracterizan por:
Su helado posiblemente empiece su viaje hacia el supermercado con todas estas cualidades. Sin embargo, es un viaje difícil y duro, incluso para los productos de la mejor calidad. Esto ocurre porque, en esencia, el helado es una espuma helada compuesta por una fase continua (agua no congelada) y tres fases: celdas de aire, cristales de hielo y glóbulos grasos. Este complejo cóctel de elementos significa que, por desgracia, hasta el mejor de los helados puede sufrir daños debido al fenómeno conocido como el “Efecto de los Choques Térmicos”…
El Efecto de los Choques Térmicos lo causan las fluctuaciones de temperatura que sufren los helados mientras viajan desde la fábrica hasta el consumidor final.
Fluctuaciones repetidas de temperatura provocan que los cristales de hielo se fundan y vuelvan a congelarse. Los cristales crecen creando una estructura menos fina y uniforme, menos cremosa y más fría y cristalina. La estructura de la espuma se debilita y se contrae, y los cristales de lactosa se desarrollan, dejando una sensación arenosa en boca.
Asegurar la Estabilidad ante los Choques Térmicos proporciona una mayor vida útil, una mejor experiencia para el consumidor, una percepción más fuerte de la marca y un aumento de la repetición de compra. Y además, un mejor resultado final a nivel económico.
Cómo mejorar la estabilidad ante los Choques Térmicos